Probablemente uno de los mayores atractivos que tiene Sudán sea, la antigua ciudad de Meroe donde una multitud de pirámides se elevan hacia lo alto del cielo azul.
Un viaje a Sudán, es viajar al lugar de nuestro planeta donde el río más importante de la tierra escogió para unir sus aguas y convertirse en el origen de una de las civilizaciones más importantes de nuestra historia. Situado en el norte de África, a orillas del mar Rojo, al sur de Egipto, Sudán está atravesado por el Nilo y sus afluentes. Con una superficie de 2.505.810 km², es el país más grande del continente africano. En sus tierras, pueblos y ríos se han escrito grandes historias, de grandes imperios, de grandes faraones y, aunque apartado de los circuitos convencionales de los viajes por el norte de África, Sudán es como dijo en su día Napoleón de China, un gigante dormido.
El día que Sudán pueda calmar su conflicto interior y abra las puertas al mundo, nada tendrá que envidiar a su vecino más famoso. Por nuestra parte creemos que no vale la pena esperar a que se despierte, ya sea en un viaje cultural o viaje de aventura, viajar a Sudán ya es una visita obligada para cualquier viajero.
Probablemente uno de los mayores atractivos que tiene Sudán sea, la antigua ciudad de Meroe donde una multitud de pirámides se elevan hacia lo alto del cielo azul. Meroe es Patrimonio Mundial de la UNESCO. No podemos olvidar que este lugar fue el centro de una poderosa civilización. Como capital del antiguo reino de Kush, su cultura prosperó durante siglos y su arquitectura y obras de arte son el mejor legado de la grandeza de su reyes y reinas.
El legendario Reino de Kush fue una época esencial para dar forma al paisaje político y cultural del noreste de África. Durante más de 1.000 años este reino fue un importante centro comercial entre el desierto y la ribera mediterránea. Las comunidades nubias comerciaban con marfil, ébano, monos, elefantes, jirafas, oro: todo ello traído de las tierras del sur y distribuido hacia la península arábiga, Egipto, el Magreb y toda la cuenca del Mediterráneo para ser intercambiado por incienso, madera de cedro, bronce y aceite de oliva.
Esta tierra fue también conocida como Nubia. Ubicada en las arenas del desierto pero siempre próxima al Nilo, esta cultura jugó un papel decisivo en la formación de Egipto. Una vez los faraones nubios perdieron su poder, se desplazaron al sur de Egipto para formar allí el Reino de Kush que, valiéndose de su aislamiento quedó protegido de las invasiones que los persas, asirios y griegos sometían a Egipto.