Cuando un viajero imagina el paraíso en la tierra, este lugar soñado hecho realidad se llama Polinesia.
Muchas son las veces que nos imaginamos tumbados en una playa de arena blanca frente al mar de agua cristalina azul turquesa y de grandes barreras de increíbles corales de colores. Este paraíso existe y se llama Polinesia.
La Polinesia Francesca es sin duda un destino mítico. La combinación de su fascinante mundo submarino junto con la belleza casi irreal de sus islas, hace que desde siempre pensemos en ellas como el paraíso para los viajes en familia o viajes de novios o viajes de luna de miel. Son 118 islas y atolones los que forman la Polinesia Francesa y se encuentran situadas en medio del Océano Pacífico Sur, entre América del sur y Australia. Está dividida en cinco archipiélagos: Islas de la Sociedad, Islas Australes, Islas Marquesas, Islas Gambier y Archipíelago de Tuamotu. Disfrutan de un clima soleado y agradables temperaturas, aunque existen dos estaciones con un clima caluroso y húmedo de noviembre a mayo y un clima seco y fresco de junio a octubre. El agua mantiene una temperatura constante de 25 a 30 grados y una visibilidad de 20 a 50 metros.
La isla de Tahití con su capital Papeete es la más conocida y la isla más grande y le quita protagonismo a muchas de las islas que no están ni habitadas y de muy difícil acceso. Tiene forma de ocho, de origen volcánico con un interior montañoso de exuberantes valles y con playas de arena blanca y negra. Aunque no olvidemos a Moorea y Bora Bora.
Sueña en lo más exótico y viaja a la Polinesia. No te quedes sin descubrir la naturaleza extrema de las islas, el sonido relajante de las olas del mar, las puestas de sol más increíbles y siempre soñadas, despertar y ver salir el sol mientras paseas por la orilla del mar, bañarse con peces de diez mil formas y colores, comer y beber exquisitamente bien y no dejar de sonreír en todo el viaje. Un viaje de lujo para el ser, un lujo para uno mismo.