En el corazón de Asia central existe un edén de la naturaleza y los paisajes imposibles. Un lugar poco conocido donde habitan los nómadas y la vida transcurre serenamente. Un país para aventureros es lo que encontraréis en un viaje a Kirguistán, la tierra de las 40 tribus.
Después de la caída de la Unión Soviética aparecieron en el mapamundi nuevos países de los cuales era casi imposible acordarse sin equivocarse, entre ellos los más curiosos, los “-stans”. En esa época esos remotos territorios del Asia central sonaban extraños e inalcanzables. Algunos tenían la fama de los antiguos tiempos y evocaban a la Ruta de la Seda. Otros, en cambio, eran totalmente inexplorados por el mundo occidental. Kirguistán es uno de ellos.
Un viaje a Kirguistán nos lleva a lo desconocido, a un país que incita a nuestra curiosidad, una tierra donde poder vivir una gran aventura. Por ese motivo, desde TERRES Llunyanes como agencia de viajes alternativos y de aventura os proponemos conocer Kirguistán, una joya natural, cultural y humana abierta al turismo hace pocos años y un de destino ideal para los amantes de los grandes paisajes y la vida nómada. Hablamos de una tierra diferente, una inmersión a otra realidad, que pondrá a prueba los sentidos. Kirguistán no sería el lugar ideal para los que buscan comodidades sino para los que estén dispuestos a recorrer sus tierras con poca infraestructura y durmiendo campamentos de yurtas compartidos como lo hacen sus habitantes solo por el placer de vivir una experiencia única.
Una aventura en Kirguistán ofrece la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en su forma más pura. Casi la totalidad del territorio kirguís está cubierto por el sistema montañoso de Tien Shan y Pamir, donde se encuentra el famoso Pico Lenin de 7.134 metros, una de las montañas imprescindibles para los alpinistas y una buena excusa para un viaje de trekking.
A la vez, la joven república, es un país soleado donde podemos encontrar ríos y arroyos de montaña, enormes áreas nevadas y maravillosos valles y desfiladeros cubiertos de flores alpinas. Se trata de un auténtico edén natural donde practicar deportes de aventura ya sea senderismo, kayak, rafting, bicicleta, esquí de travesía o rutas a caballo. El Lago Son Kul, el cual rodearemos, es la máxima expresión de la belleza, rodeado de altas cumbres nevadas. Como sacado de un cuento, sedimentos rocosos y de colores atractivos nos esperan en el cañon Skazka mientras que en el Parque Nacional Ala Archa encontraremos espectaculares paisajes que nos recordaran a los pirineos.
Pero Kirguistán es mucho más que naturaleza en estado puro. La cultura y la espiritualidad del pueblo kirguís son otro de los puntos fuertes del país. Sus costumbres, tradiciones e historia, no dejan a nadie indiferente. La hospitalidad es una de sus principales virtudes y es que viene desde la antigüedad. Durante siglos, la mayoría de la población de Kirguistán ha vivido un estilo de vida nómada. Esto está cambiando en el último siglo, pero la ayuda al viajero que busca refugio es parte de su cultura. Antaño los viajeros de la Ruta de la Seda que pasaban por la yurta de una familia, no la abandonaban sin compartir con sus propietarios el pan y la bebida nacional, el Kumuz, hecha a base de leche de yegua fermentada. La inusual energía y originalidad de este fascinante pueblo es una de las experiencias que no podemos dejar de vivir si queremos conocer estas tierras lejanas.
Aunque a veces la terminación “-stan” nos transmite una sensación de desconfianza, nada más lejos de en realidad y es que paradójicamente “–stan” significa “tierra de” y aplicado a Kirguistán se traduce como “la tierra de las 40 tribus” que se unieron para combatir contra la invasión mongola. Además, es un país extremadamente pacífico y amigable.
Animaros a descubrir Kirguistán ya sea en un viaje en grupo con guía Terres o bien en un viaje a medida. Paisajes de vértigo, lagos infinitos, misteriosas montañas y la hospitalidad de un pueblo os esperan en este viaje al corazón de Asia central. Kirguistán existe y os está esperando.