Bulgaria, rosas y vinos, Balcanes y Mar Negro, acantilados y playas, naturaleza y historia, tracios … un conglomerado de matices en el corazón de los Balcanes que seguro te sorprenderá.
Qué mejor manera que definir un viaje por Bulgaria como un viaje por el país de las rosas, los vinos y los impresionantes iconos de sus monasterios ortodoxos. Un destino ideal para actividades de turismo activo, viajes en familia, viajes de bodas o para descubrir el territorio a tu propio ritmo con un viaje Fly and Drive.
Seguiremos las huellas del Pueblo Tracio desde la costa del Mar Negro, donde encontraréis patrimonio histórico, hermosas playas y la Costa de los Acantilados al norte, pasando por su capital Sofía, las animadas zonas costeras hasta la cordillera de los Balcanes.
Viajar a Bulgaria es descubrir la cultura, el patrimonio y la historia, que podréis disfrutar en lugares tan increíbles como el Monasterio de Rila, un símbolo para el mundo ortodoxo; el Monasterio de Bachkovo, un conjunto impresionado situado a orillas del río Chepelare; la ciudad de Plovdiv, una de las más antiguas de Europa y Veliko Tarnovo, la capital medieval de la Gran Bulgaria, entre otras.
La Rosa de Damasco es un símbolo de Bulgaria, se pueden encontrar muchos productos hechos con ellas y el primer fin de semana de junio es el Festival en el Valle de las Rosas en la ciudad de Kazanlak. Si hablamos de festivales, desde Año Nuevo hasta la Cuaresma podemos encontrar la celebración del Festival Kukeri en las diferentes regiones del país, un antiguo rito para ahuyentar espíritus malignos, que seguramente te sorprenderá.
La costa del Mar Negro hacia el este es otra de las atracciones del país, y esconde lugares tan espectaculares como Nesebar con su hermosa península llena de monumentos, la pequeña y hermosa Sozopol antigua Apolonia, o el Cabo Kaliakra en la famosa Costa de los Acantilados.
Para los amantes de la naturaleza tenemos la cordillera de los Balcanes, que divide el país por la mitad; grandes bosques donde podemos encontrar algunos de los árboles más antiguos del mundo como el roble de Granit y el pino de Baikushev; o las gargantas del río Iskar formadas por el curso del río al cruzar los Balcanes para ir a desembocar al Danubio. En mayo y junio es imprescindible visitar el Valle de las Rosas, una explosión de olor y color. No olvidéis su gastronomía, que es sabrosa y ligeramente especiada, a base de guisos y parrilladas con la carne de cerdo como estrella, seguida de la de cordero y pollo. Y es necesario hacer una mención especial a sus vinos que no os dejarán indiferentes.