Mezcla de Oriente y Occidente los viajes por Armenia son como una clase de historia viviente rodeada por un entorno natural sorprendente y majestuoso.
Casi en el corazón de los continentes europeo y asiático encontramos la República de Armenia. Este país euroasiático situado en el Cáucaso es una auténtica joya tanto en patrimonio cultural como natural.
Armenia fue la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial en los primeros años del siglo IV y, por lo tanto, la fe cristiana desempeña un papel importante en su historia y en la identidad de los armenios. Su situación, frontera imaginaria entre Europa y Asia, la convierten en un país transcontinental ofreciendo una mezcla de culturas entre Oriente y Occidente. El Imperio Romano, Persa, Bizantino y Árabe han dejaron huella en su cultura, lengua y costumbres.
Aún siendo un lugar poco conocido, en nuestro imaginario cuando pensamos en Armenia aparecen imponentes iglesias y monasterios rodeados de una naturaleza singular. Pero, más allá del abrazo de la fe cristiana, el país cuenta con yacimientos prehistóricos que se remontan a la Edad de Piedra como Zorat Karer considerado el “Stonehen armenio” y uno de los más antiguos del mundo.
Además de un rico patrimonio arquitectónico, Armenia cuenta con una riqueza paisajística sorprendente que hará las delicias de los amantes del senderismo. Es un país de tierras altas, mesetas volcánicas, valles profundos, lagos, como el lago Seván uno de los lagos de alta montaña más extensos del mundo, e imponentes montañas como el bíblico monte Ararat, símbolo de una de las civilizaciones más antiguas del mundo. De hecho, cuentan las leyendas locales que debajo las nieves perpetuas que coronan su cima se encuentra anclada la famosa Arca de Noé que embarrancó allí después del Diluvio Universal.
En pocas palabras, Armenia es un país que enamora al viajero, un destino poco frecuentado donde realizar viajes alternativos aptos para todos los gustos.